La vesícula biliar trabaja en estrecha relación con el hígado, del cual recolecta y concentra la bilis. Esta sustancia es esencial para la digestión, especialmente de los alimentos grasos, ya que su liberación en el intestino delgado permite que el proceso digestivo continúe de manera armoniosa.
Además de su función física, la vesícula biliar también desempeña un papel en la digestión psicológica de los acontecimientos. Se ha asociado con la gestión de preocupaciones, especialmente aquellas vinculadas a personas cercanas y queridas. Cuando hay dificultades emocionales relacionadas con el manejo de los sentimientos, pueden manifestarse problemas en la vesícula.
Desde una perspectiva energética, la vesícula biliar se encuentra en la dinámica Yang, que regula la relación con el exterior. Las tensiones en este órgano pueden reflejar preguntas internas como: ¿Cuál es mi lugar en el mundo? ¿Soy reconocido y valorado por lo que hago o represento? Estas inquietudes pueden generar estados de cólera y frustración, especialmente cuando se percibe una injusticia.
Asimismo, la vesícula biliar está relacionada con la capacidad de tomar decisiones y actuar con determinación. Cuando hay conflictos internos sobre la justificación de los propios actos, la falta de sinceridad o la dificultad para expresar la verdad, pueden surgir bloqueos emocionales que afectan su funcionamiento.
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