
El codo es la segunda articulación del brazo y juega un papel clave en la movilidad y la adaptación dentro del proceso de acción. Su función es similar a la de la rodilla en la pierna, ya que permite doblar, ceder y aflojar, proporcionando flexibilidad en la ejecución de movimientos.
El codo es el eje que permite al brazo moverse en múltiples direcciones verticales y horizontales excepto hacia atrás, lo que contrasta con la rodilla, que únicamente se pliega en ese sentido. Esta diferencia resalta el papel del codo en la acción consciente, permitiendo ajustes dinámicos y expresando la capacidad de adaptación en la ejecución de la voluntad.
La resistencia a ceder ante una voluntad demasiado rígida puede generar tensiones en esta articulación, reflejando dificultades para aceptar cambios, modificaciones o ajustes en la manera de hacer las cosas.
El codo como puerta de la aceptación en la acción
Desde una perspectiva simbólica, el codo representa la puerta de la aceptación en relación con la acción.
Es la articulación que equilibra la relación entre el consciente y el no-consciente, funcionando en dos direcciones:
✔ Densificación (del no-consciente al consciente) → Cuando ideas, emociones o impulsos emergen desde lo profundo para ser integrados en
la acción.
✔ Liberación (del consciente al no-consciente) → Cuando una decisión o acción ya aceptada se asienta a un nivel más profundo,
permitiendo que se vuelva parte de nuestra estructura interna.
Es en el codo donde se produce el trasvase de nuestras emociones y pensamientos en relación con la acción. Cuando una idea o sentimiento ha sido aceptado previamente, puede fluir libremente hacia el movimiento. Pero si existe resistencia interna, la energía se bloquea en esta articulación, generando tensiones físicas o molestias.
Tensiones en el codo y su significado.
Cuando el codo duele, se bloquea o presenta rigidez, el cuerpo puede estar señalando dificultades en aceptar una vivencia o una situación.
✔ Dolor en el codo → Indica una resistencia interna a ceder o adaptarse a una forma de acción que nos resulta incómoda.
✔ Tensiones prolongadas → Pueden estar relacionadas con situaciones en las que sentimos que debemos actuar de una manera que no nos
convence, que nos resulta forzada o que preferiríamos evitar.
✔ Rigidez o molestias al doblar → Reflejan la lucha interna entre la voluntad personal y la necesidad de aceptar un cambio impuesto por
circunstancias externas.
El codo es el punto donde la acción se encuentra con la necesidad de adaptación. Cuando aparecen tensiones, suelen estar ligadas a la sensación de que la forma en la que actuamos—ya sea propia o ajena—perturba nuestras creencias o hábitos establecidos.

El simbolismo del lado afectado
🔹 Codo derecho → Relacionado con el yin
El yin representa la energía femenina: receptividad, sensibilidad y fluidez, con todo lo que implica adaptación y apertura emocional.
Si el codo derecho presenta tensiones, puede reflejar dificultades para aceptar procesos de cambio vinculados a la receptividad, a la expresión
emocional o a la forma en que integramos nuevas ideas en nuestra acción.
🔹 Codo izquierdo → Relacionado con el yang
El yang representa la energía masculina: estructura, acción y dirección, abarca todo lo
que implica determinación, control y fuerza en la ejecución de movimientos.
Si el codo izquierdo presenta bloqueos, puede indicar una resistencia para ceder ante cambios estructurales, conflictos en la toma de decisiones o
dificultades para flexibilizar la acción en un entorno más rígido.
Dependiendo del codo afectado, el conflicto puede estar más ligado a la receptividad y adaptación (yin) o a la estructura y firmeza en la acción (yang).
Resumen
El codo es mucho más que una articulación mecánica: es el punto de ajuste en la acción, el lugar donde nuestras decisiones se encuentran con la necesidad de adaptación.
Cuando aparece dolor o tensión en el codo, suele indicar un conflicto con la manera en que estamos actuando o con la forma en que otros lo hacen. Puede reflejar resistencia a ceder, dificultades para aceptar cambios o la sensación de que nuestra acción está siendo limitada por factores externos.
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